1. Quiénes somos los Consagrados del Santísimo Salvador 2. Esencia y objetivo de la Santa Misión 3. Espíritu de la Santa Misión 4. Qué se requiere para realizar la Santa Misión 5. Actividades de la Santa Misión
- Procesiones del Santo Rosario de Aurora. - Procesiones de la Corona de la Misericordia. - Pláticas durante el día para niños, señoras, jóvenes. - El pregón de la noche - Nuevos amaneceres (para adolescentes, jóvenes, y matrimonios) 6. Temario de la Santa Misión 7. Responsabilidades del párroco (y el vicario) durante la Santa Misión
1. Quiénes somos los Consagrados del Santísimo Salvador
Los Consagrados del Santísimo Salvador somos una nueva Congregación de misioneros-contemplativos, que vivimos y misionamos según el espíritu de San Alfonso María de Ligouri, Obispo, Fundador y Doctor de la Iglesia. Nuestro fundador es el Padre Pablo Straub, C.Ss.R., un Padre Redentorista, perteneciente a la Congregación que San Alfonso Fundara en el 1732.
Somos contemplativos, pues nos dedicamos a una vida de trabajo, estudio y Oración. Somos misioneros porque luego salimos a regalar las cosas contempladas en el anuncio del Reino de Dios: Convertíos porque ya ha llegado el Reino de los Cielos (Mt 3, 2). Nuestra Santa Regla lo expresa así:
Naturaleza y Misión del Instituto
Constitución I
El Instituto de los consagrados del Santísimo Salvador existe con el fin de que los miembros se inflamen de amor a Jesucristo hasta el punto de ser viva memoria suya, y se consagren, como Él, a predicar el Evangelio a los más pobres. Motivándose del sólo Amor Divino, los Consagrados han de hacer suya la misión de Jesucristo, trabajando hasta la muerte para que la sangre del Salvador, derramada en el Calvario, fructifique en los hombres, sin que ellos busquen otra recompensa que la de complacer a Jesucristo.
Los Consagrados se han de entregar a la proclamación explícita del Evangelio, siempre y preferentemente a los pobres y abandonados. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que, de contenido y estilo, tienda a la conversión de los oyentes para que éstos, dejado el pecado, se entreguen al amor de Jesucristo. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que los oyentes se preparen bien para recibir, dignamente y con el mayor fruto posible, los Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía, los cuales los Consagrados administrarán bajo la autoridad de la Jerarquía Eclesiástica. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que tienda a la suscitación entre los oyentes, de verdaderas comunidades evangelizadoras.
2. Esencia y objetivo de la Santa Misión
La Santa Misión Católica es un tiempo de gracia sobre la comunidad parroquial, en donde ella vive su fe y experimenta la Conversión. No es otra cosa que la predicación del Evangelio a los más pobres y abandonados (Cfr. Lc 4, 18-19), pobres y abandonados no sólo económica, sino también espiritualmente; por eso, la Santa Misión es también y sobre todo un tiempo de gracia.
En la Santa Misión Católica participamos todos: laicos, misioneros, sacerdotes, y salimos en busca de aquellos más alejados, es decir, de los que por cualquier motivo se han alejado de la Iglesia. La Santa Misión es un trabajo hombro a hombro y por eso se requiere el compromiso de todos los apóstoles laicos de la parroquia. Si se comienza a fragmentar el trabajo misionero, de modo que cada particular o grupo de particulares empieza a buscar saciar sus intereses particulares, entonces la Santa Misión sufrirá y se afectará seriamente al pueblo de Dios. Es por eso que en la Santa Misión se pide y se busca la unidad: como Tú, Padre, en Mí y yo en Ti, que también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (Jn 17, 21).
3. Espíritu de la Santa Misión
Era el año 1730 y San Alfonso María de Ligorio tenía 34 años de edad. Sus labores sacerdotales en los callejones de Nápoles –evangelizando a los más pobres– lo habían dejado con la salud quebrantada, y su médico le dijo: “Vaya, Padre Alfonso, vaya a descansar a mi casa en las colinas detrás de Scala en la costa del Mediterráneo; pues si no descansa va a morir”. Durante su supuesto descanso Alfonso descubrió que los cabreros y cabreras y sus hijos (los destituidos vecinos que vivían cerca de la casita del doctor) no sabían ni persignarse ni rezar el avemaría.
Alfonso les dio a los cabreros lo que se llama una Santa Misión, con la Eucaristía de madrugada; instrucciones en la Santa Fe de día, a cada tanda (niños, mamás, juventud) a su hora asignada; y luego, al atardecer, la Gran Plática para todo el pueblo. ¡Ah, la Gran Plática noche tras noche! ¡Cómo llegan al alma los temas de la Gran Plática, y cómo la convierten!: A ejemplo de San Alfonso, nuestra predicación es explícita y directa. Anunciar el Reino de Dios es anunciar la salvación. Pero no es posible, en absoluto, anunciar la salvación sin denunciar el pecado, sin buscar la conversión. Y es que para eso existimos Los Consagrados del Santísimo Salvador, para hablar de la Misericordia y Bondad Infinita del Señor; y para decir con amor y bondad al Pueblo de Dios que:
Tienes una sola alma, y si la pierdes, ¡jamás la recuperarás!
El pecado mortal te destruye para siempre. ¡Deséchalo!
Dios es Justo y Misericordioso Juez: existe el cielo y existe el infierno.
No puedes a la vez amar a Dios y abrazar el pecado mortal.
En el momento de la muerte Dios se lleva a los suyos al cielo.
En el momento de la muerte Satán se lleva a los suyos al infierno.
Límpiate de los pecados mediante el Sacramento de la Misericordia (de la Confesión).
Recibe al mismo Jesús en la Eucaristía.
María es la Madre de Jesús y tuya.
Pídele a María la Gracia de arrepentirte.
Reza siempre, sobre todo en la tentación: ¡Jesús, Jesús, Jesús! ¡María, María, María!
El que reza se salva; el que no reza se condena.
4. Qué se requiere para realizar la Santa Misión
En realidad se requieren diversas cosas, pero mencionemos las más esenciales:
1. Amor a Dios. El amor es la causa que nos hace ser hombres buenos y libres. Si verdaderamente tenemos amor a Dios, tendremos amor a nuestros Hermanos. Si tenemos amor, sabremos comprender y ayudar a nuestro prójimo. Si amamos a Dios, trabajaremos para que la Sangre de Cristo, derramada en el Calvario por todos los hombres no se haya derramado en vano, sino que fructifique en un sinnúmero de hombres. El Santísimo Salvador nos ama y nos ha redimido. Amémosle nosotros también extendiendo Su Reino entre los Hombres.
2. La Oración intensa. No se puede sostener ninguna actividad apostólica si no tiene el cimiento firme de la contemplación. En la oración es donde se sacan las fuerzas para las batallas. Por eso es muy necesario que toda la parroquia empiece ya desde ahora a rogar a Dios, por intercesión de Nuestra Madre Santísima y de todos los ángeles y santos, por el éxito de la Santa Misión, y para que todo lo que hagamos lo hagamos con pureza de intención, movidos por el sólo amor de Dios.
3. El compromiso del párroco y de los apóstoles laicos comprometidos, grupos parroquiales, movimientos, etc.La Santa Misión no la dan los misioneros por sí solos. Se requiere que, comenzando por el párroco (quien ha de ser el primer misionero de la Misión) y por el consejo parroquial, haya flexibilidad. Todos debemos unir nuestros esfuerzos con la única intención de que el Evangelio llegue a todos. Es por eso que se pide que en el tiempo de la Santa Misión todos los esfuerzos se centren en la Misión. Sería muy desventajoso para todos que durante el tiempo de la Santa Misión se tengan actividades distintas a ella, que delatarían una actitud separatista y que reducirían las fuerzas de la Comunidad Parroquial y los frutos de la Misión. Es por esto que se pide que durante la Santa Misión no se planeen otras actividades particulares en la Parroquia, sino que se unan las fuerzas.
4. La perseverancia. Es muy probable que por momentos no se tengan los resultados deseados. El desánimo no debe apoderarse de nosotros. Recordemos que el ministerio público de Jesús, aparentemente no tuvo éxito, tanto que hasta fue llevado a la Cruz. Cuando más difíciles y contradictorias se vean las circunstancias, más debemos confiar en Dios y recordar siempre que Dios no ve sólo los resultados, sino que Dios toma en cuenta nuestros esfuerzos, si es que nuestras intenciones son sinceras.
5. Organización y responsabilidad. Se requiere que el Párroco permita planear y trabajar a los misioneros, que coopere con ellos y que hagamos una distribución de tareas específicas para que cada quien sea responsable de cumplir con sus asignaciones de manera presta y exacta. Los misioneros estamos para asesorarles, pero con la responsabilidad se requiere también docilidad, deseo de todos, por aprender cosas nuevas por el Reino de Dios.
5. Actividades de la Santa Misión
- Procesiones del Santo Rosario de Aurora. Estas procesiones se realizan todos los días de la Misión, excepto los domingos, saliendo simultáneamente de varios puntos prefijados y yendo hacia el templo. Tienen una triple intención: 1) promover el rezo del Santo Rosario; 2) animar a la gente a que salga de sus casas para unirse a la procesión y así llegar a la Iglesia a escuchar la predicación; 3) el catequizar y evangelizar, pues mediante el ejemplo de piedad del pueblo de Dios que camina unido, orando por las calles, mucha gente queda edificada y se anima a unirse a la procesión, de modo que no es nada extraño que alguna de las procesiones inicie con 10 personas y poco a poco vaya en aumento hasta terminar en 200 personas, o algo así. Durante la procesión, se hacen tres pausas como de cinco minutos cada una, en ella el misionero que la dirige da un breve discursito, una pequeña catequesis de temas como la explicación de la Señal de la Cruz, la explicación del Ave María, etc.
Cuando a los 45 minutos de haber iniciado las procesiones, éstas se encuentran simultáneamente a la entrada de la Iglesia, se les da la bienvenida y unas palabras de ánimo (por parte del sacerdote o de otro misionero designado para ello), luego se entra cantando a la Iglesia y se les da lo que llamamos La instrucción de la mañana, que consta de una catequesis como de unos 20 minutos y si las condiciones lo permiten, se celebra la Eucaristía para aquellos que puedan quedarse.
“183. La piedad popular a la Santísima Virgen, diversa en sus expresiones y profunda en sus causas, es un hecho eclesial relevante y universal. Brota de la fe y del amor del pueblo de Dios a Cristo, Redentor del género humano, y de la percepción de la misión salvífica que Dios ha confiado a María de Nazaret, para quien la Virgen no es sólo la Madre del Señor y del Salvador, sino también, en el plano de la gracia, la Madre de todos los hombres.
De hecho, "los fieles entienden fácilmente la relación vital que une al Hijo y a la Madre. Saben que el Hijo es Dios y que ella, la Madre, es también madre de ellos. Intuyen la santidad inmaculada de la Virgen, y venerándola como reina gloriosa en el cielo, están seguros de que ella, llena de misericordia, intercede en su favor, y por tanto imploran con confianza su protección. Los más pobres la sienten especialmente cercana. Saben que fue pobre como ellos, que sufrió mucho, que fue paciente y mansa. Sienten compasión por su dolor en la crucifixión y muerte del Hijo, se alegran con ella por la Resurrección de Jesús. Celebran con gozo sus fiestas, participan con gusto en sus procesiones, acuden en peregrinación a sus santuarios, les gusta cantar en su honor, le presentan ofrendas votivas. No permiten que ninguno la ofenda e instintivamente desconfían de quien no la honra".
La Iglesia misma exhorta a todos sus hijos – ministros sagrados, religiosos, fieles laicos –a alimentar su piedad personal y comunitaria también con ejercicios de piedad, que aprueba y recomienda. El culto litúrgico, no obstante su importancia objetiva y su valor insustituible, su eficacia ejemplar y su carácter normativo, no agota todas las posibilidades de expresión de la veneración del pueblo de Dios a la Santa Madre del Señor”.(CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINOY LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS.DIRECTORIOSOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA)
- Procesiones de la Corona de la Misericordia. La dinámica es exactamente igual a la de las procesiones del Santo Rosario de Aurora, pero con dos variantes solamente: 1) en lugar del Santo Rosario se le enseña al pueblo a Rezar la Corona de la Misericordia; 2) al llegar a la Iglesia se tiene el Pregón de la noche, que es la plática mayor, y luego, para coronar todo lo que en nombre de Dios se hizo en el día se celebra la Eucaristía.
“154. En relación con la octava de Pascua, en nuestros días y a raíz de los mensajes de la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de Abril del 2000, se ha difundido progresivamente una devoción particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espíritu que perdona los pecados y devuelve la alegría de la salvación”.(CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINOY LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS.DIRECTORIOSOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA).
- Pláticas durante el día para niños, señoras, jóvenes.Estas pláticas son catequesis básicas y fundamentales de la fe. No pretenden en ningún modo sustituir la catequesis dada en la parroquia, sino ser una ayuda y una reafirmación de ella. Se explican temas como «Las Cuatro Verdades Necesarias para la Salvación», «Los Pecados de la Lengua», «La Reconciliación con Jesús Amigo» «La Caridad Fraterna», «La Eucaristía», etc.
Estas pláticas se dan de lunes a viernes en horarios diferentes y prefijados para cada tanda, por ejemplo: señoras: 10:00 am, niños del turno vespertino: 11:00 am, niños del turno matutino: 4:00 pm, jóvenes: 5:00pm, y tienen una duración de aproximadamente 40 minutos.
- El pregón de la noche. Después de la celebración de los Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía, el Pregón de la Noche es de lo más importante en la Santa Misión. Es un tema que se da a todo el pueblo por la tarde-nochecita, cuando llegan las procesiones de la Corona de la Divina Misericordia. En el Pregón se predican temas fundamentales y profundos de nuestra fe, con un poco más de detenimiento y de forma viva, clara y amena. El objetivo del Pregón no es otro que la conversión de los oyentes, para hacer presente el Reino de Dios y para la salvación.
En esta labor evangelizadora debe tenerse presente algunos puntos firmes y, entre ellos, ante todo, que la Liturgia es el centro de la vida de la Iglesia y ninguna otra expresión religiosa puede sustituirla o ser considerada a su nivel. Pues sin Confesión o Eucaristía no hay una Evangelización real.
Es importante subrayar, además, que la religiosidad popular tiene su natural culminación en la celebración litúrgica, hacia la cual, aunque no confluya habitualmente, debe idealmente orientarse, y ello se debe enseñar con una adecuada catequesis”.(Cfr.5. CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINOY LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS.DIRECTORIOSOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA).
- Nuevos amaneceres (para adolescentes, jóvenes, y matrimonios). Los nuevos amaneceres son tandas de retiros que se dan en tres fases, una por día, y para mayor control se dan por separado, hombres y mujeres, cuando se trata de adolescentes o jóvenes. En cambio, cuando se trata de Nuevos Amaneceres para matrimonios, de dan juntos (esposo y esposa), pues ellos son una misma carne (Gen 2, 24). Estos Nuevos amaneceres, ya sean para adolescentes, jóvenes o matrimonios, tienen las siguientes dos intenciones:
1. La conversión de los que participan en ellos, pero una conversión profunda y de corazón, para dejar el pecado y entregarse al amor de Jesucristo que nos ha salvado del pecado y para entregarse al plan de Dios: vivir en amor entre Hermanos en comunidad y así hacer presente el Reino de dios entre los hombres.
2. El formar comunidades evangelizadoras. Son comunidades que al final de las tres fases de los retiros se proponen formar. Las tres fases del retiro fue el inicio de su formación, pues nosotros los misioneros nos comprometeremos a seguir caminando con ellos, dándoles formación constante y permanente. La misión de estas comunidades es evangelizar, están al servicio del párroco para colaborar con él en su tarea evangelizadora.
6. Temario de la Santa Misión
Los Consagrados del Santísimo Salvador, sabemos que una Santa Misión, con el espíritu alfonsiano,hoy por hoy, se predica en medio de un mundo secularizado, y este es quizá, el reto más desafiante de la actividad misionera de nuestro siglo. El mundo actual tiene una gran influencia en toda la vida humana, pues influye en la manera de pensar, influye en la manera de decidir y la manera de actuar de cada ser humano.Junto con la evangelización del mundo secularizado, para nosotros es evidente la importancia que tiene la Santa Misión en un medio popular.
Pensamos que en la actualidad, es indispensable una misión que valore la religiosidad popular, que valore los símbolos, los sacramentos y todo aquello que manifiesta el Rostro Misericordioso y Divino-Humano de Jesucristo. Tiene también una importancia extraordinaria la presencia de la Virgen María, las Procesiones del Santo Rosario de Aurora, la devoción a los Santos, como instrumentos que ayudan para encontrarse con Cristo personalmente… pero ante todo, la vivencia Sacramental de la Vida de Gracia que se derrama en la Confesión de los pecados; pues una Misión sin Confesión no es Misión.
Para nosotros una de las cosas más importantes en la Misión es:despertar el corazón del hombre, despertar su verdadera humanidad, su ser capaz de preguntarse sobre el sentido trascendente de la vida, pues en estos tiempos, muchos han elegido libremente vivir en el mundo, inmersos en una crisis de Fe y de Moral, llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno.
Pensamos entonces, que es importante que el hombre viva en la Verdad y no en la mentira y que viva su vida injertado a Jesucristo, el cual es el Camino, la Verdad y la Vida.
Por eso, nosotros, con santo impulso misionero, al hablar en nuestras Misiones de temas como la Santa Fe,Gracia Santificante, de la Misericordia Divina, de Pecado Mortal y Juicio de Dios, etc.,no pretendemos asustar a la gente ni acusarla de pecadora, sino anunciarles a todos (y para provocar que haga vivencia en su ser) la Bondad y la Misericordia Infinita de Dios que se quiere derramar gratuitamente sobre cada uno de los corazones humanos,y llenarlos de Su Verdadero y único Amor que vale la pena; de Ese Santo y Legítimo Amor que se tienen entre sí el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero esta vivencia del Verdadero Amor, sólo se logra viviendo en la Verdad y no en la mentira.
Pensamos, Los Consagrados del Santísimo Salvador, que temas como el Pecado Mortal, el Juicio de Dios, la Misericordia Infinita del Padre y la Gracia Santificante, entre otros, son parte sustancial de una metodología perenne de prédica que siempre ha pedido y aconsejado la Iglesia; y que así lo confirmó en Aparecida, al decir en el número 347 (clave que toma de Ad Gentes2, del Vaticano II), señalando que el impulso misionero proviene como fruto de la Vida Trinitaria comunicada por Jesucristo a los discípulos… y la labor misionera, sólo a esta vivencia de la Vida Trinitaria ha de conducir a los hijos de la Iglesia.
Luego, sigue diciendo Aparecida en el primer apartado, que es urgente vivir y comunicar la Vida en Cristo a nuestros pueblos (pues la Vida en Cristo es el único objetivo que ha de tener la Misión, para poder contribuir eficazmente en el horizonte de la historia de salvación). En el348, el Documento de Aparecida desarrolla la Gracia de la participación en la Vida Divina. En los 349-350, explica cómo esa Vida Divina se nos comunica en la Iglesia especialmente en la Palabra y en los Sacramentos (se mencionan especialmente los sacramentos de la iniciación y de la Reconciliación). En el 351 trata el tema del pecado y el 352 de la vida en Cristo como más Vida y no menos vida. En los 353-354 se propone a Jesús al servicio de la vida, como un modelo de Vida Cristiana y verdadera humanidad. Luego las variadas dimensiones de la vida en Cristo (355-357), que el proceso de cambio transfigure los variados aspectos de la propia vida; la universalidad de esta vocación cristiana del hombre, al servicio de una vida plena para todos (358-359), que amplia nuestros horizontes según leyes profundas de la realidad donde “la vida se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa”. De donde surge la misión para comunicar vida (360-364).
7.Principales responsabilidades del párroco (y el vicario) durante la Santa Misión
La Confesión Sacramentaltiene una dimensión espiritual de la Vida de Gracia en Jesucristo, dimensión que se escapa a los que no tienen los ojos abiertos a la realidad del Espíritu. Los seres humanos somos creados a imagen y semejanza del Dios Vivo, entonces, nuestro espíritu vive por la Gracia, y es la Gracia de Dios la que nos da la Santidad por la cual hacemos patente nuestra filiación divina.
Como decían los Padres de la Iglesia “Lo que en Dios es por Naturaleza en el hombre lo es por Gracia” o sea, somos semejantes a Dios por la Gracia Santificante. El pecado destruye la vida espiritual desde el momento en que perdemos la Gracia, podemos decir que el pecado es la muerte del espíritu, la vaciedad del hombre, la nada espiritual, esto nos lleva a Adán-barro. Cuando Adán fue creado tenia forma humana, era humano pero no tenia vida, dice la Santa Palabra que Elohim-Dios SOPLÓ aliento de vida y Adán vivió y reconoció la maravilla que Dios le había dado, con este soplo de vida entró el Espíritu Santo (ruaj) y con el Espíritu, la Gracia. Los Consagrados del Santísimo Salvador, pensamos que a esta vida de la Gracia Santificante se refería principalmente el primer párrafo del Documento de Aparecida:“vivir y comunicar la Vida en Cristo a nuestros pueblos”… y esta VIDA EN CRISTOse logra principalmente en el Confesionario.
Entonces, durante la Misión, un trabajo principal del Padre párroco ha de SER EL CONFESAR Y TENER DISPONIBILIDAD PARA ELLO, ASÍ COMO CELEBRAR LA SANTA MISA DE LA MISIÓN TODOS LOS DÍAS. Y si lo ve conveniente el Padre Párroco, también sería muy bueno que durante la semana de misión, y con ayuda de los Hermanos para organizarlo, se dedique a visitar a los enfermos.