
CONTANDO LOS COMIENZOS DE LA FAMILIA MISIONERA, SIGUIENDO LOS ESCRITOS DEL FUNDADOR
LA HISTORIA BÁSICA DE LOS DOS INSTITUTOS
A fines del año 1969 el Padre Pablo Straub, Redentorista de la Provincia de San Juan, Puerto Rico, inició un plan de evangelización de parejas mediante días de pláticas de conversión, con amplia oportunidad para confesión y Celebración Eucarística en la clausura del día. De las cinco pláticas en el día, la más fundamental es la que se toma del Evangelio de San Juan cap.8, plática que se titula Amor o Mentira, donde se expone, con claridad y pasión, que no basta con “creer en Dios”. Pues si te tragas una ó más mentiras de las que te ofrece el padre de la mentira, ya escogiste padre; si amas a Jesucristo (el cual dijo: “el que guarda mis mandamientos, ése es el que me ama”), escogiste como Padre al que es Padre de Jesucristo el Primogénito. A tu papá biológico no lo escogiste tú; a tu papá espiritual lo escoges tú.
Convencido que la evangelización adecuada para nuestros tiempos es la evangelización llevada por sacerdotes-y-seglares, comencé a engendrar Comunidades de Evangelización Matrimonial. Las Comunidades florecieron. A esos días de evangelización Matrimonial les pusimos por nombre Nuevo Amanecer. Llegamos a un punto tal que cada domingo en Puerto Rico había dos a cinco Nuevos Amaneceres. Conversiones hubo, muy muchas, y con ellas una renovada vida familiar en la Fe Católica.
Lo mismo con la juventud: sacerdotes y jóvenes evangelizando a jóvenes; sacerdotes y jovencitas evangelizando a jovencitas. Y en todo caso, siempre en comunidad (entendido según los cuatro elementos constitutivos de Comunidad que el Espíritu Santo nos revela en Hechos 2:42; la Fe, el Nuevo Mandamiento, la Fracción del Pan y la oración de conjunto). …Las Comunidades de Evangelización Juvenil venían naciendo. Su primera tarea era la evangelización de adolescentes (10-14 años de edad); y luego, cuando algo sabían de manejo de pláticas, la evangelización de sus coetáneos (15 ó más años de edad).
Yo estaba convencido que, así como nadie se sorprende cuando de un buen manzano brotan exquisitas manzanas, las vocaciones nacerán de comunidades sanas (siempre entendiendo comunidad a la luz de Hch 2:42). No me sorprendí cuando vi el brote de vocaciones en bastantitas muchachitas y en unos pocos muchachos.
En 1981 dos de las jovencitas, de una Comunidad de Evangelización que se llamaba Las Lancheras, me dijeron, muy amablemente, que era hora de lanzar una nueva orden religiosa consagrada a la evangelización.
Tardé dos años en caer en cuenta que el nuevo Instituto era Voluntad de Dios. Era el mes de junio de 1983. Yo andaba en México de peregrino con unos jóvenes (de Puerto Rico y de México); fuimos a Cristo Rey y a la Villa Guadalupana. Durante algún silencio que nos impusimos, me vino algo al interior, con una claridad insólita: La obra de la nueva Orden religiosa es Mía, y sufrirás por ella: nada más eso. Era la víspera de mis 25 años de sacerdote; y la fundación de la nueva Orden se puso por obra un año después, en la Diócesis de Chilapa, Guerrero, México, el día 27 de junio, que en aquel año fue por rara coincidencia la Solemnidad del Sagrado Corazon de Jesus y la Fiesta de nuestra Patrona principal: la Virgen del Perpetuo Socorro. Los primeros miembros eran dos puertorriqueñas y tres mexicanas; hubo también una religiosa -sesentona, puertorriqueña- a quien despedí un año después, antes que nos destruyera (de la cual comentó el inolvidable potosino Obispo don José Maclovio Vázquez Silos, más o menos un año más tarde: “Jamás podrá ayudar a la nueva Orden una religiosa no criada en el mismo carisma, por mucha buena voluntad que tenga.”
II: EL ORIGEN DE LA SANTA REGLA
San Alfonso, a los 36 años de edad, en la pequeña Ciudad de Scala en el Reino de Nápoles, fundó a los Redentoristas, dándonos como nombre LA CONGREGACIÓN DEL SANTÍSIMO SALVADOR. Dieciséis años después, en 1748, San Alfonso mandó a Roma, a la Santa Sede, la Santa Regla escrita con su propio puño y letra, pidiendo aprobación pontificia. En el siguiente mes de febrero, 1749, Roma dio su aprobación, exigiendo que su nombre fuera CONGREGACIÓN DEL SANTÍSIMO REDENTOR, por existir ya una Congregación de Salvatorianos. Sin lucha, Alfonso accedió -uno de sus dichos principales era: Voluntati di Papa, Voluntati di Dío. Alfonso, con la aprobación papal, se llenó de santo júbilo y agradecimiento. (Los historiadores de mi Congregación parecen sostener que los cambios que Roma hizo en la Santa Regla no eran sustantivos; a mi ver Roma hizo algo muy sustantivo: suprimió la práctica -muy alfonsiana y muy de los albores- la práctica de las Doce Virtudes Mensuales. Las Doce Virtudes Mensuales eran la esencia de la Regla que Alfonso envió a Roma, la cual no habla de otra cosa.) Yo pasé algo como dos años, al comienzo de los ´80, traduciendo aquella Santa Regla, muy fielmente, permitiéndome lo siguiente:
1. Dividí cada capítulo de la Santa Regla en Constituciones y Estatutos.
2. Coloqué en los Estatutos toda materia contingente -o sujeto a cambio social- de tal modo que las Constituciones contuvieran puros principios perennes.
3. Constituí que la sola Santa Sede podía cambiar las Constituciones. Punto de recuerdo: la Santa Regla sólo contiene Constituciones (PRINCIPIOS perennes, no sujetos a cambio) y Estatutos (cosas que, a la vez que son importantes, son en sí cambiables con el flujo del tiempo). Ahora: en cuanto a la Santa Regla, la competencia de los futuros Capítulos Generales de los Institutos se limita al recomendar, a la Santa Sede, cambios en los Estatutos -es decir, en materias de contingencia, no de principios esenciales). Esto lo hice con el fin de evitar, para el futuro, el suicidio colectivo que algunas Órdenes cometieron en capítulos
post-Conciliares en el nombre del aggiornamento.
III: LA NATURALEZA DE LOS INSTITUTOS: CONTEMPLATIVA Y MISIONERA
Difícilmente hallarás en los escritos de San Alfonso una referencia al Instituto que él fundó como contemplativo; ni usa él la palabra contemplativos con referencia a sus hijos. ¿Cómo se explica esta ausencia en los escritos de San Alfonso, siendo él exquisitamente contemplativo, y tan versado en San Juan de la Cruz, y tan devoto de Santa Teresa de Ávila, a la que llamaba mi seconda Mama? Para una explicación adecuada hay que tomar en cuenta los siguientes hechos históricos:
En el Reino de Nápoles del Siglo XVIII, ambas autoridades ―eclesiástica y civil― prohibían la fundación de nuevas Órdenes Religiosas; el uso de la palabra contemplativos habría puesto nerviosos a cancilleres y a ministros gubernamentales de culto …Luego, en los albores del Instituto hubo un miembro (que sólo duró cinco meses y se fue) que había sido monje, que en el tiempo que estaba con Alfonso insistió en los tres Nocturnos de Maitines a horas bárbaras (a lo que Alfonso respondió: somos sacerdotes trabajadores en la viña; cuando nos acostamos es para dormir, para poder trabajar al otro día.) Alfonso en su misma selección de palabras se esfuerza por no dejar nacer la impresión de que somos puros contemplativos. …Luego Alfonso es abogado que escoge con cuidado cada palabra; y conoce al ser humano, pero conoce al ser humano; Alfonso bien sabe con qué facilidad y frecuencia las personas dan a las palabras un sentido equivocado. ¿Quién por ejemplo, hoy por hoy, entiende bien la palabra contemplación? Y el mal uso de la palabra, ¿acaso no es capaz de despistar a una persona incauta?
De hecho, el más fundamental conocimiento de la vida de Alfonso, y el leer sus escritos, demuestra claramente que Alfonso era profundamente contemplativo, y en las mismas Misiones inculcaba la meditación –sí, la meditación muy abierta a la contemplación. Y la Santa Regla de Alfonso respira hambre de contemplación (aunque las revisiones post-conciliares no).
En la Santa Regla de las Consagradas, la Constitución III:2, expone algo de esta contemplación. Pero la Santa Regla es la que, toda ella, respira contemplación.
IV: SU APOSTOLADO: EXTENSO Y, SOBRE TODO, PROFUNDO.
La misma primera página de la Santa Regla lo dice todo en germen:
Las Consagradas se han de entregar a la proclamación explícita del Evangelio, siempre y preferentemente a los pobres y más abandonados. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que, de contenido y estilo, tienda a la conversión de los oyentes para que éstos, dejando atrás el pecado, se entreguen al amor a Jesucristo. Han de predicar el Evangelio de un modo tal, de contenido y estilo, que ayude a los oyentes para la recepción digna y fructuosa de los Santos Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que tienda a la suscitación, entre los oyentes, de verdaderas comunidades evangelizadoras.
Dijo el Papa Pío XI, en los años ´30: la Iglesia no evangeliza humanizando: la Iglesia humaniza evangelizando. Y el Papa Pablo VI en su mensaje navideño del año 1969 dijo textualmente: las virtudes naturales, si carecen del carisma cristiano, se convierten en los vicios que las contradicen; como el caso ―digo yo― del niño tan cariñoso por naturaleza que las tías hacían fila para tomarlo en brazos ―el cual, cuando después rechaza a Cristo, se convierte en un demonio, incapaz de conocer el amor, capaz de destruir todo lo bueno.
En el año 1940 dijo Jacques Maritain que, después de la Gran Guerra (la que llamamos Segunda Guerra Mundial), iba a venir otra guerra más feroz, guerra que iba a dejar el mundo hecho pedazos. Maritain identificó los contrincantes con estos términos: el humanismo teocéntrico y el humanismo antropocéntrico. Maritain dijo que, después de esa Guerra, la Iglesia Católica, recogería los pedacitos del mundo destruído y engendraría una nueva civilización. Son mutuamente exclusivos el humanismo teocéntrico y el humanismo antropocéntrico: el segundo no es sino otro nombre más que significa ateísmo. Ahora: el optar por el humanismo teocéntrico (que yo prefiero llamar cristocéntrico para que tenga sudor en la frente y callos en las manos) es salvar el humanismo -salvar a la misma humanidad- como únicamente se puede salvar: en Cristo. El humanismo cristocéntrico, lejos de suprimir lo humano, nos compromete a ser muy humanos: humano soy: ningún asunto humano me es ajeno.
A fines de la década de los años 1960 ya se notaban graves errores que venían gateando y entrando al pensamiento de cierta mancha de misionología; lo que un escritor católico describió como cristianismo sin Cristo. Llámese como sea, halló expresión. De la boca de una religiosa, misionera, española, en el área más pobre de la Republica Dominicana, salió (año 1984) la siguiente joya: “A las personas no hay que darles doctrinas, pues no asimilan: hay que hablarles de cosas naturales, como la amistad.” (Todavía me duele haber faltado a mi deber de interponer: “Oiga, doña: la gente asimila mejor que usted.” …De todo lo que yo he escuchado, lo más horroroso salió de la boca del sacerdote Director de la Evangelización Matrimonial de una arquidiócesis latinoamericana: Ni Cristo Dios, ni Cristo hombre, ni Cristo obrero, ni Cristo amigo: tan pronto se nombre a Cristo todo se viene abajo (cita textual). …Nosotros, pues, predicamos a Cristo, y a Él crucificado y resucitado. Nos esforzamos por presentar el mensaje católico integro -con énfasis en todo aquello que ayude al ser humano a dejar el pecado y enamorarse de Jesucristo.
V: EL ESTADO CANÓNICO DE CADA INSTITUTO
He aquí el nombre canónico de ellas: Instituto de Derecho Diocesano de las Consagradas del Santísimo Salvador. El decreto fundacional lo dio el amado, el inolvidable, Obispo de Autlán, don José Maclovio Vázquez, el día 9 de diciembre de 1989. Cuando en el año 1993 se cambió la Casa Madre de Tomatlán, Jalisco, Diócesis de Autlán, a Pie de la Cuesta, Guerrero, Arquidiócesis de Acapulco, los dos (Arz)Obispos firmaron un mutuo acuerdo de traslado.
Mientras tanto, en julio de 1990, nacieron los Consagrados. El título canónico de ellos, los Hermanos, es todo esto: Una Asociación Pública de Fieles, con Propias Constituciones y Estatutos, Fundada para Convertirse en Instituto de Vida Consagrada de Derecho Diocesano. Su nacimiento fue del modo más simple: A la vez que yo caía en cuenta que el clero, en general, no quería salir a las Santas
Misiones, ni en sus propias parroquias, ni para confesar ni para ofrecer la Eucaristía, los primeros
jóvenes varones se me acercaron preguntando: ¿No hay nada para nosotros? -es decir, que si habrá para nosotros una Orden varonil con el mismo carisma de las Consagradas. El amado Obispo José
Maclovio acababa de morir, y fui a ver al sacerdote Administrador Apostólico de la Diócesis de Autlán:
Padre Francisco Robles Ramírez (actual Cardenal Arzobispo de Monterrey). Muy amable su manera, y breve la conversación:
Robles: “¿Hablaste de este asunto alguna vez con don José Maclovio (el Obispo difunto)?”
Pablo: “No”
Robles: “El Obispo José Maclovio, ¿alguna vez te prohibió fundar a los Consagrados?”
Pablo: “No”
Robles: “Pues adelante.”
Así recibí, viva voce, permiso para comenzar el noviciado de los Consagrados.
Recibieron Los Consagrados del Santísimo Salvador su Decreto fundacional en Acapulco, el 30 de Octubre del año 1996, de aquel otro prelado que tanto nos amaba, don Rafael Bello Ruiz.
Nota: En los albores de las Consagradas, en el año 1985, don Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de
Acapulco, visitó a nuestras postulantes –había como siete de ellas– en el viejo seminario menor de Chilapa, donde vivían por el momento, y se sentó a compartir una sencilla comida, durante la cual él dijo con toda sencillez y sin drama: “Yo –les dijo- les voy a servir de protector.” …Yo me pregunto si en esta ocasión don Rafael tuvo la siguiente inspiración: “Éstas tienen algo especial, algo del cielo; es imposible que no den con caminos rocosos.”
VI: ESTADO ACTUAL DE UNO Y OTRO INSTITUTO, EN LO ESPIRITUAL Y MATERIAL
Nuestro estado material, que incluye lo económico: las Consagradas, que son 62, en el momento tienen en su casa Madre espacio para mas ó menos 52 profesas y novicias, mas 16 postulantes y aspirantes. Los Consagrados que somos 15 en el momento, tenemos espacio para 22 profesos y novicios, y 25 postulantes y aspirantes. A las Consagradas les falta el techo de su capilla; a los Consagrados tienen en construcción un edificio de tres pisos, que sería enfermería y lavandería, comedor y Capilla. Falta también el Edificio San Gabriel, de audio y video, y de administración y biblioteca. Falta también un noviciado para las Consagradas y una Casa San Alfonso de Ejercicios Espirituales.
Económicamente estamos en el fondo del barril. Los pocos ingresos que hay son donativos de feligreses. Históricamente, nuestro Padre San Alfonso nunca cobraba; y por eso nosotros nada cobramos. Madre Teresa de Calcuta no cobraba… De nuestra penuria el culpable soy yo, por no haberme dado con suficiente empeño año tras año al envío de cartas solicitando fondos a potenciales amorosos contribuyentes. Pero esperamos mejorar… Hay un gasto nuevo, ingente, que hemos asumido: Los Consagrados y las Consagradas, todos, estudian filosofía y teología en la Pontificia Universidad Católica de México. En este momento tenemos ahí a dos teólogos, dos filósofos y cinco filósofas.
En cuanto a lo espiritual, varios puntos: En toda mi limitada experiencia, nunca he visto a un grupo tan enamorado de su Fundador, más atenido a sus enseñanzas, como los Consagrados y Consagradas a su Santo Padre Alfonso. Ellos son fieles a la oración y caminan en la presencia de Dios.
Llevan una vida comunitaria muy sana y gozosa. Son obedientes. Están, como grupo, libres de rivalidades y envidias. Son gozosos, muy gozosos. Demuestran reverencia a los sacerdotes. Aman a sus papás y a sus familias –y tratamos de combinar el desprendimiento de la familia que aconsejan los Santos con el amor a la familia que practican los Santos.
Yo me empeño en formarlos en el Evangelio (cada Consagrado y Consagrada lee el Evangelio 15 minutos cada día), y les doy homilías sobre el Evangelio entero.
Cuando en agosto próximo se inicie el año escolar en la Universidad Pontificia Católica de México, en Tlalpan, habrá nueve Consagradas en la facultad de filosofía y, de los Consagrados, dos en teología y cuatro en filosofía. Total de Hermanos y Hermanas: 14. ¿Cómo lo voy a pagar? Agradezco mucho sus oraciones.
VII: EL PLAN DE FORMACIÓN DE LOS INSTITUTOS
Cuando las Consagradas en una Misión o Retiro oyen de la boca de una jovencita ―o ven en su modo de ser― una vocación religiosa, la invitan a un Ven y Verás con otras jovencitas, en la Casa Madre del Instituto o en otro lugar. Si la joven de veras demuestra vocación religiosa, y carece de estudios, la recibimos como estudiante, o como aspirante, en la Casa Madre para cursar su secundaria o su preparatoria –incluso para terminar su primaria. ¡De esta práctica ya han salido maravillosas religiosas! Desde que llegan ellas a la Casa de Dios, se dedican a la oración comunitaria, a la Adoración, al estudio, al aprendizaje en la convivencia caritativa, al amor a Jesús y María. También es parte de su vida el salir a los Retiros y Misiones –aunque sea para enseñar a persignarse a los niños chiquitos bajo un árbol mientras sus mamás, en la capilla, escuchan la Santa Misión. Después de cumplir los 17 años de edad (que es una excelente edad para el aprendizaje) la jovencita, si se la halla idónea, comienza su noviciado de dos años; y después de sus votos, sigue la misma vida vital de oración, estudio, evangelización, amor a sus Hermanas. Estamos firmes en nuestro propósito de que todas las Hermanas tengan la plenitud de los estudios sacerdotales, y eso no por bobadas precristianas de sacerdotisas, sino porque los estudios sacerdotales, las veces que se hacen como se debe, producen a seres humanos; producen a verdaderos filósofos y teólogos y predicadores eximios…. Y, según alguna Hermana demuestre excelencia, se la mandará a estudiar hasta la licenciatura o doctorado –no para colgar un diploma en una pared sino para evangelizar mejor a los pobres y para el futuro del Instituto. ¡Siempre por amor a Jesús! (Que grande error cometen los que dicen que para evangelizar a los pobres lo único que necesitas es el catecismo de la Primera Comunión. No. Toda religiosa ha de ser una humilde sabia.) …Si alguna se acerca con verdadera vocación y sin aptitud para estudios mayores, claro que la aceptamos, ayudándole a leer bien: habrá de haber una sola clase de Consagrada: contemplativas-misioneras, enamoradas de Jesucristo, engendrando hijos para Él.
Lo mismo, mutatis mutandis, decimos de los Consagrados. La Santa Regla (con distintos textos para Consagradas y Consagrados), nos manda pasar nuestras vidas leyendo los mejores libros, inmersos en lo mejor ―¡pero siempre con humildad! Pues sin la humildad lo bueno que hay en nosotros se convierte en malo.
+Padre Pablo, C.SS.R
NOTA: Hemos conservado íntegro el escrito que el Padre Pablo Straub, C.Ss.R., hiciera, quien en su visión fundacional de una Familia Misionera al servicio de la Iglesia, escribió estas letras al registrar a Los Consagrados del Santísimo Salvador como un solo Instituto de aprobación civil en México, sabiendo la situación canónica de cada uno, como consta en el punto V: EL ESTADO CANÓNICO DE CADA INSTITUTO.
LA HISTORIA BÁSICA DE LOS DOS INSTITUTOS
A fines del año 1969 el Padre Pablo Straub, Redentorista de la Provincia de San Juan, Puerto Rico, inició un plan de evangelización de parejas mediante días de pláticas de conversión, con amplia oportunidad para confesión y Celebración Eucarística en la clausura del día. De las cinco pláticas en el día, la más fundamental es la que se toma del Evangelio de San Juan cap.8, plática que se titula Amor o Mentira, donde se expone, con claridad y pasión, que no basta con “creer en Dios”. Pues si te tragas una ó más mentiras de las que te ofrece el padre de la mentira, ya escogiste padre; si amas a Jesucristo (el cual dijo: “el que guarda mis mandamientos, ése es el que me ama”), escogiste como Padre al que es Padre de Jesucristo el Primogénito. A tu papá biológico no lo escogiste tú; a tu papá espiritual lo escoges tú.
Convencido que la evangelización adecuada para nuestros tiempos es la evangelización llevada por sacerdotes-y-seglares, comencé a engendrar Comunidades de Evangelización Matrimonial. Las Comunidades florecieron. A esos días de evangelización Matrimonial les pusimos por nombre Nuevo Amanecer. Llegamos a un punto tal que cada domingo en Puerto Rico había dos a cinco Nuevos Amaneceres. Conversiones hubo, muy muchas, y con ellas una renovada vida familiar en la Fe Católica.
Lo mismo con la juventud: sacerdotes y jóvenes evangelizando a jóvenes; sacerdotes y jovencitas evangelizando a jovencitas. Y en todo caso, siempre en comunidad (entendido según los cuatro elementos constitutivos de Comunidad que el Espíritu Santo nos revela en Hechos 2:42; la Fe, el Nuevo Mandamiento, la Fracción del Pan y la oración de conjunto). …Las Comunidades de Evangelización Juvenil venían naciendo. Su primera tarea era la evangelización de adolescentes (10-14 años de edad); y luego, cuando algo sabían de manejo de pláticas, la evangelización de sus coetáneos (15 ó más años de edad).
Yo estaba convencido que, así como nadie se sorprende cuando de un buen manzano brotan exquisitas manzanas, las vocaciones nacerán de comunidades sanas (siempre entendiendo comunidad a la luz de Hch 2:42). No me sorprendí cuando vi el brote de vocaciones en bastantitas muchachitas y en unos pocos muchachos.
En 1981 dos de las jovencitas, de una Comunidad de Evangelización que se llamaba Las Lancheras, me dijeron, muy amablemente, que era hora de lanzar una nueva orden religiosa consagrada a la evangelización.
Tardé dos años en caer en cuenta que el nuevo Instituto era Voluntad de Dios. Era el mes de junio de 1983. Yo andaba en México de peregrino con unos jóvenes (de Puerto Rico y de México); fuimos a Cristo Rey y a la Villa Guadalupana. Durante algún silencio que nos impusimos, me vino algo al interior, con una claridad insólita: La obra de la nueva Orden religiosa es Mía, y sufrirás por ella: nada más eso. Era la víspera de mis 25 años de sacerdote; y la fundación de la nueva Orden se puso por obra un año después, en la Diócesis de Chilapa, Guerrero, México, el día 27 de junio, que en aquel año fue por rara coincidencia la Solemnidad del Sagrado Corazon de Jesus y la Fiesta de nuestra Patrona principal: la Virgen del Perpetuo Socorro. Los primeros miembros eran dos puertorriqueñas y tres mexicanas; hubo también una religiosa -sesentona, puertorriqueña- a quien despedí un año después, antes que nos destruyera (de la cual comentó el inolvidable potosino Obispo don José Maclovio Vázquez Silos, más o menos un año más tarde: “Jamás podrá ayudar a la nueva Orden una religiosa no criada en el mismo carisma, por mucha buena voluntad que tenga.”
II: EL ORIGEN DE LA SANTA REGLA
San Alfonso, a los 36 años de edad, en la pequeña Ciudad de Scala en el Reino de Nápoles, fundó a los Redentoristas, dándonos como nombre LA CONGREGACIÓN DEL SANTÍSIMO SALVADOR. Dieciséis años después, en 1748, San Alfonso mandó a Roma, a la Santa Sede, la Santa Regla escrita con su propio puño y letra, pidiendo aprobación pontificia. En el siguiente mes de febrero, 1749, Roma dio su aprobación, exigiendo que su nombre fuera CONGREGACIÓN DEL SANTÍSIMO REDENTOR, por existir ya una Congregación de Salvatorianos. Sin lucha, Alfonso accedió -uno de sus dichos principales era: Voluntati di Papa, Voluntati di Dío. Alfonso, con la aprobación papal, se llenó de santo júbilo y agradecimiento. (Los historiadores de mi Congregación parecen sostener que los cambios que Roma hizo en la Santa Regla no eran sustantivos; a mi ver Roma hizo algo muy sustantivo: suprimió la práctica -muy alfonsiana y muy de los albores- la práctica de las Doce Virtudes Mensuales. Las Doce Virtudes Mensuales eran la esencia de la Regla que Alfonso envió a Roma, la cual no habla de otra cosa.) Yo pasé algo como dos años, al comienzo de los ´80, traduciendo aquella Santa Regla, muy fielmente, permitiéndome lo siguiente:
1. Dividí cada capítulo de la Santa Regla en Constituciones y Estatutos.
2. Coloqué en los Estatutos toda materia contingente -o sujeto a cambio social- de tal modo que las Constituciones contuvieran puros principios perennes.
3. Constituí que la sola Santa Sede podía cambiar las Constituciones. Punto de recuerdo: la Santa Regla sólo contiene Constituciones (PRINCIPIOS perennes, no sujetos a cambio) y Estatutos (cosas que, a la vez que son importantes, son en sí cambiables con el flujo del tiempo). Ahora: en cuanto a la Santa Regla, la competencia de los futuros Capítulos Generales de los Institutos se limita al recomendar, a la Santa Sede, cambios en los Estatutos -es decir, en materias de contingencia, no de principios esenciales). Esto lo hice con el fin de evitar, para el futuro, el suicidio colectivo que algunas Órdenes cometieron en capítulos
post-Conciliares en el nombre del aggiornamento.
III: LA NATURALEZA DE LOS INSTITUTOS: CONTEMPLATIVA Y MISIONERA
Difícilmente hallarás en los escritos de San Alfonso una referencia al Instituto que él fundó como contemplativo; ni usa él la palabra contemplativos con referencia a sus hijos. ¿Cómo se explica esta ausencia en los escritos de San Alfonso, siendo él exquisitamente contemplativo, y tan versado en San Juan de la Cruz, y tan devoto de Santa Teresa de Ávila, a la que llamaba mi seconda Mama? Para una explicación adecuada hay que tomar en cuenta los siguientes hechos históricos:
En el Reino de Nápoles del Siglo XVIII, ambas autoridades ―eclesiástica y civil― prohibían la fundación de nuevas Órdenes Religiosas; el uso de la palabra contemplativos habría puesto nerviosos a cancilleres y a ministros gubernamentales de culto …Luego, en los albores del Instituto hubo un miembro (que sólo duró cinco meses y se fue) que había sido monje, que en el tiempo que estaba con Alfonso insistió en los tres Nocturnos de Maitines a horas bárbaras (a lo que Alfonso respondió: somos sacerdotes trabajadores en la viña; cuando nos acostamos es para dormir, para poder trabajar al otro día.) Alfonso en su misma selección de palabras se esfuerza por no dejar nacer la impresión de que somos puros contemplativos. …Luego Alfonso es abogado que escoge con cuidado cada palabra; y conoce al ser humano, pero conoce al ser humano; Alfonso bien sabe con qué facilidad y frecuencia las personas dan a las palabras un sentido equivocado. ¿Quién por ejemplo, hoy por hoy, entiende bien la palabra contemplación? Y el mal uso de la palabra, ¿acaso no es capaz de despistar a una persona incauta?
De hecho, el más fundamental conocimiento de la vida de Alfonso, y el leer sus escritos, demuestra claramente que Alfonso era profundamente contemplativo, y en las mismas Misiones inculcaba la meditación –sí, la meditación muy abierta a la contemplación. Y la Santa Regla de Alfonso respira hambre de contemplación (aunque las revisiones post-conciliares no).
En la Santa Regla de las Consagradas, la Constitución III:2, expone algo de esta contemplación. Pero la Santa Regla es la que, toda ella, respira contemplación.
IV: SU APOSTOLADO: EXTENSO Y, SOBRE TODO, PROFUNDO.
La misma primera página de la Santa Regla lo dice todo en germen:
Las Consagradas se han de entregar a la proclamación explícita del Evangelio, siempre y preferentemente a los pobres y más abandonados. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que, de contenido y estilo, tienda a la conversión de los oyentes para que éstos, dejando atrás el pecado, se entreguen al amor a Jesucristo. Han de predicar el Evangelio de un modo tal, de contenido y estilo, que ayude a los oyentes para la recepción digna y fructuosa de los Santos Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía. Han de predicar el Evangelio de un modo tal que tienda a la suscitación, entre los oyentes, de verdaderas comunidades evangelizadoras.
Dijo el Papa Pío XI, en los años ´30: la Iglesia no evangeliza humanizando: la Iglesia humaniza evangelizando. Y el Papa Pablo VI en su mensaje navideño del año 1969 dijo textualmente: las virtudes naturales, si carecen del carisma cristiano, se convierten en los vicios que las contradicen; como el caso ―digo yo― del niño tan cariñoso por naturaleza que las tías hacían fila para tomarlo en brazos ―el cual, cuando después rechaza a Cristo, se convierte en un demonio, incapaz de conocer el amor, capaz de destruir todo lo bueno.
En el año 1940 dijo Jacques Maritain que, después de la Gran Guerra (la que llamamos Segunda Guerra Mundial), iba a venir otra guerra más feroz, guerra que iba a dejar el mundo hecho pedazos. Maritain identificó los contrincantes con estos términos: el humanismo teocéntrico y el humanismo antropocéntrico. Maritain dijo que, después de esa Guerra, la Iglesia Católica, recogería los pedacitos del mundo destruído y engendraría una nueva civilización. Son mutuamente exclusivos el humanismo teocéntrico y el humanismo antropocéntrico: el segundo no es sino otro nombre más que significa ateísmo. Ahora: el optar por el humanismo teocéntrico (que yo prefiero llamar cristocéntrico para que tenga sudor en la frente y callos en las manos) es salvar el humanismo -salvar a la misma humanidad- como únicamente se puede salvar: en Cristo. El humanismo cristocéntrico, lejos de suprimir lo humano, nos compromete a ser muy humanos: humano soy: ningún asunto humano me es ajeno.
A fines de la década de los años 1960 ya se notaban graves errores que venían gateando y entrando al pensamiento de cierta mancha de misionología; lo que un escritor católico describió como cristianismo sin Cristo. Llámese como sea, halló expresión. De la boca de una religiosa, misionera, española, en el área más pobre de la Republica Dominicana, salió (año 1984) la siguiente joya: “A las personas no hay que darles doctrinas, pues no asimilan: hay que hablarles de cosas naturales, como la amistad.” (Todavía me duele haber faltado a mi deber de interponer: “Oiga, doña: la gente asimila mejor que usted.” …De todo lo que yo he escuchado, lo más horroroso salió de la boca del sacerdote Director de la Evangelización Matrimonial de una arquidiócesis latinoamericana: Ni Cristo Dios, ni Cristo hombre, ni Cristo obrero, ni Cristo amigo: tan pronto se nombre a Cristo todo se viene abajo (cita textual). …Nosotros, pues, predicamos a Cristo, y a Él crucificado y resucitado. Nos esforzamos por presentar el mensaje católico integro -con énfasis en todo aquello que ayude al ser humano a dejar el pecado y enamorarse de Jesucristo.
V: EL ESTADO CANÓNICO DE CADA INSTITUTO
He aquí el nombre canónico de ellas: Instituto de Derecho Diocesano de las Consagradas del Santísimo Salvador. El decreto fundacional lo dio el amado, el inolvidable, Obispo de Autlán, don José Maclovio Vázquez, el día 9 de diciembre de 1989. Cuando en el año 1993 se cambió la Casa Madre de Tomatlán, Jalisco, Diócesis de Autlán, a Pie de la Cuesta, Guerrero, Arquidiócesis de Acapulco, los dos (Arz)Obispos firmaron un mutuo acuerdo de traslado.
Mientras tanto, en julio de 1990, nacieron los Consagrados. El título canónico de ellos, los Hermanos, es todo esto: Una Asociación Pública de Fieles, con Propias Constituciones y Estatutos, Fundada para Convertirse en Instituto de Vida Consagrada de Derecho Diocesano. Su nacimiento fue del modo más simple: A la vez que yo caía en cuenta que el clero, en general, no quería salir a las Santas
Misiones, ni en sus propias parroquias, ni para confesar ni para ofrecer la Eucaristía, los primeros
jóvenes varones se me acercaron preguntando: ¿No hay nada para nosotros? -es decir, que si habrá para nosotros una Orden varonil con el mismo carisma de las Consagradas. El amado Obispo José
Maclovio acababa de morir, y fui a ver al sacerdote Administrador Apostólico de la Diócesis de Autlán:
Padre Francisco Robles Ramírez (actual Cardenal Arzobispo de Monterrey). Muy amable su manera, y breve la conversación:
Robles: “¿Hablaste de este asunto alguna vez con don José Maclovio (el Obispo difunto)?”
Pablo: “No”
Robles: “El Obispo José Maclovio, ¿alguna vez te prohibió fundar a los Consagrados?”
Pablo: “No”
Robles: “Pues adelante.”
Así recibí, viva voce, permiso para comenzar el noviciado de los Consagrados.
Recibieron Los Consagrados del Santísimo Salvador su Decreto fundacional en Acapulco, el 30 de Octubre del año 1996, de aquel otro prelado que tanto nos amaba, don Rafael Bello Ruiz.
Nota: En los albores de las Consagradas, en el año 1985, don Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de
Acapulco, visitó a nuestras postulantes –había como siete de ellas– en el viejo seminario menor de Chilapa, donde vivían por el momento, y se sentó a compartir una sencilla comida, durante la cual él dijo con toda sencillez y sin drama: “Yo –les dijo- les voy a servir de protector.” …Yo me pregunto si en esta ocasión don Rafael tuvo la siguiente inspiración: “Éstas tienen algo especial, algo del cielo; es imposible que no den con caminos rocosos.”
VI: ESTADO ACTUAL DE UNO Y OTRO INSTITUTO, EN LO ESPIRITUAL Y MATERIAL
Nuestro estado material, que incluye lo económico: las Consagradas, que son 62, en el momento tienen en su casa Madre espacio para mas ó menos 52 profesas y novicias, mas 16 postulantes y aspirantes. Los Consagrados que somos 15 en el momento, tenemos espacio para 22 profesos y novicios, y 25 postulantes y aspirantes. A las Consagradas les falta el techo de su capilla; a los Consagrados tienen en construcción un edificio de tres pisos, que sería enfermería y lavandería, comedor y Capilla. Falta también el Edificio San Gabriel, de audio y video, y de administración y biblioteca. Falta también un noviciado para las Consagradas y una Casa San Alfonso de Ejercicios Espirituales.
Económicamente estamos en el fondo del barril. Los pocos ingresos que hay son donativos de feligreses. Históricamente, nuestro Padre San Alfonso nunca cobraba; y por eso nosotros nada cobramos. Madre Teresa de Calcuta no cobraba… De nuestra penuria el culpable soy yo, por no haberme dado con suficiente empeño año tras año al envío de cartas solicitando fondos a potenciales amorosos contribuyentes. Pero esperamos mejorar… Hay un gasto nuevo, ingente, que hemos asumido: Los Consagrados y las Consagradas, todos, estudian filosofía y teología en la Pontificia Universidad Católica de México. En este momento tenemos ahí a dos teólogos, dos filósofos y cinco filósofas.
En cuanto a lo espiritual, varios puntos: En toda mi limitada experiencia, nunca he visto a un grupo tan enamorado de su Fundador, más atenido a sus enseñanzas, como los Consagrados y Consagradas a su Santo Padre Alfonso. Ellos son fieles a la oración y caminan en la presencia de Dios.
Llevan una vida comunitaria muy sana y gozosa. Son obedientes. Están, como grupo, libres de rivalidades y envidias. Son gozosos, muy gozosos. Demuestran reverencia a los sacerdotes. Aman a sus papás y a sus familias –y tratamos de combinar el desprendimiento de la familia que aconsejan los Santos con el amor a la familia que practican los Santos.
Yo me empeño en formarlos en el Evangelio (cada Consagrado y Consagrada lee el Evangelio 15 minutos cada día), y les doy homilías sobre el Evangelio entero.
Cuando en agosto próximo se inicie el año escolar en la Universidad Pontificia Católica de México, en Tlalpan, habrá nueve Consagradas en la facultad de filosofía y, de los Consagrados, dos en teología y cuatro en filosofía. Total de Hermanos y Hermanas: 14. ¿Cómo lo voy a pagar? Agradezco mucho sus oraciones.
VII: EL PLAN DE FORMACIÓN DE LOS INSTITUTOS
Cuando las Consagradas en una Misión o Retiro oyen de la boca de una jovencita ―o ven en su modo de ser― una vocación religiosa, la invitan a un Ven y Verás con otras jovencitas, en la Casa Madre del Instituto o en otro lugar. Si la joven de veras demuestra vocación religiosa, y carece de estudios, la recibimos como estudiante, o como aspirante, en la Casa Madre para cursar su secundaria o su preparatoria –incluso para terminar su primaria. ¡De esta práctica ya han salido maravillosas religiosas! Desde que llegan ellas a la Casa de Dios, se dedican a la oración comunitaria, a la Adoración, al estudio, al aprendizaje en la convivencia caritativa, al amor a Jesús y María. También es parte de su vida el salir a los Retiros y Misiones –aunque sea para enseñar a persignarse a los niños chiquitos bajo un árbol mientras sus mamás, en la capilla, escuchan la Santa Misión. Después de cumplir los 17 años de edad (que es una excelente edad para el aprendizaje) la jovencita, si se la halla idónea, comienza su noviciado de dos años; y después de sus votos, sigue la misma vida vital de oración, estudio, evangelización, amor a sus Hermanas. Estamos firmes en nuestro propósito de que todas las Hermanas tengan la plenitud de los estudios sacerdotales, y eso no por bobadas precristianas de sacerdotisas, sino porque los estudios sacerdotales, las veces que se hacen como se debe, producen a seres humanos; producen a verdaderos filósofos y teólogos y predicadores eximios…. Y, según alguna Hermana demuestre excelencia, se la mandará a estudiar hasta la licenciatura o doctorado –no para colgar un diploma en una pared sino para evangelizar mejor a los pobres y para el futuro del Instituto. ¡Siempre por amor a Jesús! (Que grande error cometen los que dicen que para evangelizar a los pobres lo único que necesitas es el catecismo de la Primera Comunión. No. Toda religiosa ha de ser una humilde sabia.) …Si alguna se acerca con verdadera vocación y sin aptitud para estudios mayores, claro que la aceptamos, ayudándole a leer bien: habrá de haber una sola clase de Consagrada: contemplativas-misioneras, enamoradas de Jesucristo, engendrando hijos para Él.
Lo mismo, mutatis mutandis, decimos de los Consagrados. La Santa Regla (con distintos textos para Consagradas y Consagrados), nos manda pasar nuestras vidas leyendo los mejores libros, inmersos en lo mejor ―¡pero siempre con humildad! Pues sin la humildad lo bueno que hay en nosotros se convierte en malo.
+Padre Pablo, C.SS.R
NOTA: Hemos conservado íntegro el escrito que el Padre Pablo Straub, C.Ss.R., hiciera, quien en su visión fundacional de una Familia Misionera al servicio de la Iglesia, escribió estas letras al registrar a Los Consagrados del Santísimo Salvador como un solo Instituto de aprobación civil en México, sabiendo la situación canónica de cada uno, como consta en el punto V: EL ESTADO CANÓNICO DE CADA INSTITUTO.

LA FAMILIA MISIONERA
COMO NUEVA FORMA DE VIDA CONSAGRADA.
COMO NUEVA FORMA DE VIDA CONSAGRADA.